Después de las obras, tras mucho limpiar, reubicar y trasplantar, al final me he hecho con un rinconcito en el que admirar mis plantas mientras tomamos algo al fresco.
En el rinconcito de cactus injertados que están sacando raíces o aclimatándose, es un poco más difícil ver flores, pero de vez en cuando pasa que antes de echar raíces, ya están floreciendo.
Al final nos hemos atrevido a cambiarlo de tiesto, martillo en mano me sentía como en la infancia, cuando rompíamos la hucha. Muchos de los hijos se desprendieron y han acabado en otro tiesto. Ahora a esperar a ver como evolucionan ambos ejemplares.
No es que tenga muchas gasterias, pero me ha llamado la atención que la flores de esta son rojas y blancas en vez de ser rojas y verdes, como las dos anteriores que florecieron.